A veces, es complicado explicar lo se siente. En muchas otras, las fechas marcadas en el calendario marcan una celebración que desemboca en un recuerdo, es decir, una conmemoración. Pero ¿Cómo atribuir a un día un acto de celebración? Si de entrada, lo que se siente puede explicarse o siquiera, expresarse; o en cambio, el día marcado cobra significación en la medida que se tiene conciencia de atribuirle, a esa fecha, un carácter especial. En ese sentido, la conmemoración no se explica, tan solo se recuerda, se ensalza algo que sucedió y que determina lo que ahora está pasando.
Ahora bien ¿Cómo recordar sino es porque existimos y venimos de alguna parte, de alguien? Sabemos que no fuimos plantados por un acto divino. Sabemos que nacemos, que crecemos, que nos desarrollamos, que hacemos que otros nazcan. Y si bien, «los seres humanos no nacen para siempre el día en que sus madres los alumbran, sino que la vida los obliga a parirse a sí mismos una y otra vez«; los seres humanos también nacen una vez para nacer muchas otras, es decir, a través del tiempo, cada mañana.
El 10 de mayo se celebra el Día de la Madre o Día de las Madres. Su origen contemporáneo se remitiría al Mother’s Friendship Day y las reuniones Mother’s Day Meetings organizadas en 1865 o 1868 por Ann Maria Reeves Jarvis, en que las madres se reunían para intercambiar opiniones sobre distintos temas de actualidad. Las primeras celebraciones del Día de la Madre se remontan a la antigua Grecia, donde se le rendían honores a Rea, la madre de los dioses Zeus, Poseidón y Hades. Igualmente los romanos llamaron a esta celebración Hilaria cuando la adquirieron de los griegos. Se celebraba el 15 de marzo en el templo de Cibeles y durante tres días se realizaban ofrendas. (wikipedia dixit)
En México el Día de la Madre se habría festejado por primera vez en 1911, pero fue hasta 1922 cuando se habría institucionalizado por iniciativa del director del Excelsior Rafael Alducín, probablemente influenciado por el Secretario de Educación José Vasconcelos, aunque se sugiere que «esta iniciativa fue en realidad una reacción a un movimiento feminista» yucatanense. El 10 de mayo es el 130.º (centésimo trigésimo) día del año del calendario gregoriano y el 131.º en los años bisiestos. Quedan 235 días para finalizar el año.
El hecho sustantivo es que la connotación presente acerca del día de las madres, ha impactado en la cultura y en el imaginario colectivo en tanto que las mañanitas, las serenatas, las reuniones familiares y las salidas a festejar; recobran la validez en el hecho de reconocer a la persona que nos dio la vida. Agradecerle por los cuidados con que procuró crecernos. Las atenciones de una madre son inolvidables e insustituibles porque van acompañados del amor más desinteresado, es decir, el amor auténtico.
Un abrazo entonces, es explicación suficiente. No obstante, la tradición mexicana lleva implícita la música. Porque una madre se merece el agradecimiento más profundo. Por ello, la música del mariachi es un elemento fundamental puesto que, es la alegría vívida en las canciones.
Decir con música, con una canción, es una forma de agradecer y festejar el cariño que se tiene por la madre. Por esto, el Mariachi Tequila México, está a tu disposición para este 10 de mayo, con el mejor repertorio adecuado al día de las madres. Te ofrece la calidez, el compromiso y la garantía de satisfacción, para que ese día tan especial, abraces a tu madre con música.
Recuerda que cualquier día, a cualquier hora, puedes expresar lo que sientes, y recuerda que cualquier día y en cualquier horario, estaremos para servirte y acompañarte en la celebración. Nuestra misión es alegrar corazones. Conmover el alma con la música del mariachi.
Así, recuerda acercarte a tu madre y darle un fuerte abrazo. Pero recuerda también que puedes abrazarla con música de mariachi. Contáctenos, aún tenemos horarios disponibles.
Con las madres, uno puede sentirse infante, aunque tengas muchos años, y seas un adulto serio. Este 10 de mayo, regala cariño, regala música.
Llévame, solitaria,
llévame entre los sueños,
llévame, madre mía,
despiértame del todo.
Hazme soñar tu sueño,
unta mis ojos con aceite,
para que al conocerte me conozca.